Hace no mucho tiempo, hablando con personal de una Escuela Taller,  me comentaban lo satisfechos que estaban con haber logrado la instalación de un aula informática para el alumnado que se forman en oficios y que en su mayoría proceden de abandono temprano del sistema educativo.

Cuando les pregunté acerca del uso que hacían de los equipos me comentaron que los alumnos acudían allí los viernes, como premio a su comportamiento durante la semana para que se distrajeran un par de horas navegando por Internet.

De esta anécdota, no tan aislada,  se pueden desprender varias ideas:

  • Que los alumnos jóvenes asocian el uso de ordenadores, dispositivos móviles e Internet a  tiempo de ocio, aislado del proceso de aprendizaje y por supuesto del trabajo.
  • Que la mera disponibilidad de equipamiento informático no garantiza la mejora de la metodología de aprendizaje, como podría pensarse.
  • Que saber navegar por Internet o utilizar «Whatsap» en el móvil no equivale a tener competencia digital
  • Que ser una persona jóven que accede con habilidad a dispositivos como un smartphone o un ordenador, no asegura que sepa utilizar correctamente las tecnologías en un puesto de trabajo.

Por tanto, la siguiente fórmula no es cierta:

+ordenadores e Internet en las aulas = (+aprendizaje) + (+ competencia digital)

El informe “Learning and teaching technology options” del Parlamento Europeo (marzo 2015), afirma entre otras cosas que “aunque los alumnos jóvenes son considerados como nativos digitales, tan solo un 30% de ellos pueden ser clasificados como digitalmente competentes”.

Un artículo de Enrique Dans ahonda en este tema.

Los desempleados jóvenes que acuden a los cursos de formación para el empleo (FPE), cumplen este perfil y ni qué decir tiene que los desempleados no tan jóvenes que se incorporan a los cursos, pueden tener incluso un mayor nivel de “incompetencia digital” debido a la famosa «brecha digital», que no es tanto un problema de edad, sino de escasas oportunidades de acceso y uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en entornos laborales y sociales, más allá del uso de teléfono móvil y navegación básica por Internet.

Al hablar de “competencia digital”, no solo hablamos de la relacionada con el manejo de software de ofimática, instalación o configuración de programas o periféricos, sino de ser competentes en distintas áreas que ya han sido definidas a nivel europeo en el informe » DIGICOMP: A framework for Developing and Understanding Digital Competence in Europe» , así como su adaptación en nuestro país  en el»Marco Común de Competencia Digital Docente”(2013) del INTEF.

Estas áreas son 5: Información, Comunicación, Creación de contenidos, Resolución de problemas y Seguridad.

Creé esta infografía como parte de las actividades que he desarrollado dentro de un reciente curso MOOC del Intef, «Enseñar y evaluar la competencia digital».  Este curso,  me ha permitido aprender e interactuar con docentes de muy variadas especialidades y materias, acerca de la importancia de la competencia digital, cómo facilitar al alumnado su aprendizaje y cómo evaluarla.

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La competencia digital, también llamada significativamente “alfabetización digital”, se ha convertido, hoy en día en la lectura y escritura de nuestro tiempo.

Una persona analfabeta es quien no sabe leer ni escribir, una persona analfabeta digital es quien no sabe utilizar tecnologías y aplicaciones digitales.

La competencia digital es tan importante que el Parlamento Europeo en 2006, la incluyó como una de las 8 competencias clave del aprendizaje permanente:

@starpy
Fuente: @starpy

Tendríamos que plantearnos entonces, la necesidad de integrar  la competencia digital en la formación para el empleo de trabajadores y desempleados. Propondría dos opciones alternativas o complementarias, si bien me decantaría por la segunda.

  • como un módulo transversal
  • como competencia a desarrollar y evaluar  en actividades y proyectos que se realicen en todos los cursos.

Si no es así, el sistema laboral estará certificando alumnos que accederán al mundo laboral digital y globalizado, siendo auténticos “incompetentes digitales”.

4 comentarios en “Nativos digitales, digitalmente incompetentes para el empleo

  1. Enhorabuena por este magnifico artículo Celia. Comparto tus planteamientos acerca de la necesaria transversalidad de la formación en TIC. En Fp es clave el correcto uso de las herramientas que la técnologia ofrece a los profesionales. Las TIC son una muy potente herramienta para la Formación y la práctica profesional. Pero efectivamente, esa técnologia debe usare de forma coherente y asociada a las competencias básicas necesarias para su uso profesional. La formación en TIC debe ser efectiva y aplicada. En contraposición a los usos efectistas y lúdicos.

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    1. Gracias J. Antonio, así es. Y para lograrlo, es imprescindible la implicación de todos los actores.
      Como bien conocemos, entidades promotoras de formación (convencimiento e implicación), docentes y los propios alumnos.
      Un saludo, me ha alegrado leerte aquí.

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  2. Frente a modelos profesor-céntricos, que tratan de minimizar el número de preparaciones anuales para los profesores de la institución, nuestro modelo es completamente alumno-céntrico: si existe una temática que se considere que puede aportar algo al mercado, que puede interesar a un numero adecuado de alumnos, se lanza un producto, sin miedo a que posteriormente pueda evolucionar para dar lugar a un cuerpo de conocimiento transversal o a integrarse en otro programa.

    Este párrafo tiene mucha miga, lo extraigo de este post de E.Dans: sobre-escuelas-de-negocios-espanolas-y-mi-experiencia-en-ie-business-school

    Lo que me interesa destacar es que la falta agilidad en la respuesta formativa de la Administración no es un problema de tipo exclusivamente burocrático o procedimental, sino de «filosofía» de trabajo; no se trata del tortuoso camino a seguir hasta aprobar una determinada especialidad formativa (perdón, si los conceptos no son adecuados), sino de pensar fuera de caja (o de procedimiento) y articular (en colaboración con la sociedad y el mercado) productos formativos adaptados a las necesidades de los clientes (uy, perdón, de los desempleados y trabajadores).

    saludos

    Pedro

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  3. Yo creo que es imprescindible que la Formación para el Empleo aborde, de verdad, el problema de la competencia digital.
    Sería bueno para ello que se definieran acciones específicas en base a los documentos que enlazas y que se abandone la excusa de abordar este asunto desde la comodidad de «lo transversal»; obviamente esto aplica también para la formación reglada.

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